Sessa y Alonso llorando por el milagro conseguido

Como no podía ser de otra forma, Gimnasia y Esgrima La Plata, decano del fúbtol argentino, zafó del descenso sufriendo. Los hinchas de Gimnasia ya saben que si no es con sufrimiento no pueden festejar nada. El sufrimiento es lo que alimenta a esa gloriosa hinchada a la cual no le interesaba si la temporada que viene no podía ir de visitante a ver al Lobo (para los uruguayos: está prohibido el público visitante en todas las categorias, menos en la primera), sino que esperaban un equipo que luchara hasta el final. De hecho una bandera lo demostraba, diciendo: "Mi amor no sabe de categorias. Pase lo que pase Tripero a muerte".


El equipo que salió ayer a la cancha

Pero debo explicar porque hablo del Lobo en este blog. Primero por mi amigo Mac, el que me hizo un poco hincha de este gran equipo. Y segundo por la historia que une a este club con Uruguay. 50 uruguayos supieron vestir la casaca tripera, e inclusive 6 técnicos fueron orientales. Dos hechos que marcaron la historia fueron realizados por uruguayos.

El 5 de abril de 1992, con Gregorio Perez de técnico, Gimnasia jugaba el clásico contra Estudiantes. A los 9 minutos del segundo tiempo, José Batlle Perdomo pateó un tiro libre que se le metió al arquero pincha Yorno. La hinchada festejó con todo ganarle al eterno rival, pero luego vino lo mejor. El Observatorio Astronómico de La Plata, ubicado a unas cuadras del estadio pincha, determinó que el sismógrafo se movio por el festejo de la hinchada. Definitivamente ese día quedó en la historia, y a partir de ahí a Perdomo se lo llama "Terremoto" , en homenaje al movimiento que produjo su gol.

Perdomo antes de provocar un terremoto (?)

Casi dos años después, el 30 de enero de 1994, Gimnasia ganaba su único titulo profesional (el otro título es el Torneo Amateur de 1929): la Copa Centenario de la AFA. Se realizó para conmemorar el aniversario de la creación de la Asociación en 1893. En una final electrizante jugada en el Bosque, Gimnasia superó a River Plate 3 a 1. El primer gol del partido lo marcó Hugo Romeo Guerra, que fue ovacionado por la hinchada platense al grito de "uruguayo-uruguayo".

Cabezazo de Hugo Romeo Guerra en la final de la Copa Centenario

Y ayer sucedió lo que tenía que suceder: un uruguayo abrió el marcador para el Lobo y se alcanzó el milagro. El "Tornado" Diego Alonso aprovechó que el arquero de Rafaela no pudo retener la pelota y marcó el primer gol del partido faltando menos de 20 minutos para que termine. Ese gol abrió el juego y le inyectó un empujón anímico al equipo dirigido por Leonardo Carol Madelón. A los 44' y a los 47' Franco Niell, un petiso de sólo 1,62 m de altura, metió dos cabezazos que hicieron zafar a los triperos.

Dejo como yapa la visión de un uruguayo sobre este tema, Darwin Desbocatti, columnista de No Toquen Nada, de Océano FM de Montevideo.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

que grande el lobo se lo merecen