Hay funcionarios orientales que creen que fue Cristina Kirchner quien "avivó" al G20 de que Uruguay tenía un marco fiscal, digamos... "irregular". El razonamiento sería el siguiente: "Si no les avisaba alguien, nadie en el OCDE iba a saber de la situación uruguaya. O fue Brasil o fue Argentina. Y de esos dos los que nos odian son el matrimonio Kirchner".
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Aunque en los pasillos del Ministerio de Economía se comenta con convicción que Argentina operó para perjudicar a Uruguay, el embajador de ese país, Hernán Patiño Mayer, asegura que Argentina no tuvo nada que ver. El gobierno está seguro: que Uruguay haya figurado en el reporte que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) presentó en la reunión del G20 en Londres no fue casualidad.Nadie lo aseguró en "on" e incluso el ministro de Economía Álvaro Garcia dijo que no tiene "ningún elemento para afirmar eso". Desde la Cancillería argentina señalaron que "el gobierno argentino no tiene la práctica de hablar mal de los países vecinos". Pero el tema quedó instalado. Al igual que con Baldassi (?), los uruguayos creen que hay un argentino que los perjudica. Pero en este caso parece que tienen razones suficientes para desconfiar.
Todo apunta hacia Argentina. ¿El motivo? Perjudicar la plaza financiera local mediante la fuga de inversores y provocar desconfianza en el sistema uruguayo. Así las cosas, Argentina habría presionado durante el encuentro de los líderes del G20 para la conformación de un cuarto grupo en la lista, en el cual se ubicaran aquellas jurisdicciones que no cooperaron con el pedido de información fiscal de la Ocde. Eso se llama lobby.
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