Uruguay es así. Sigue teniendo naftas, luz, agua, teléfonos, y todo tipo de servicios públicos a cargo del estado. Justamente las características esenciales de un "estado de bienestar", ese que todos elogian cuando sucede en Finlandia o Suecia pero que desprecian si se hace en América del Sur (?).

Y esa capacidad de manejar los servicios públicos desde el estado no se termina en las típicas cosas a la que estamos acostumbrados. Señoras y señores, Uruguay produce alcohol. Y no alcohol para curar las heridas. Licores para más datos: Whisky, Cañas, Grappas, Espinillar, Rones, Cognac, Gin, Vodka y Fernet.

Todo empezó en 1912, cuando el presidente José Batlle y Ordoñez (quien otro podría ser) creó el Instituto de Química industrial, una dependencia estatal a la que le encomendó desarrollar un combustible en base a alcohol. La misión era clave para un país que hasta hoy nunca encontró una gota de petróleo propio. En 1931 se creó Ancap (Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland), y al año siguiente se propuso un método para financiar las investigaciones: que la nueva administración fabricara bebidas alcohólicas cuya venta dejara ganancias que permitieran financiar el desarrollo del carburante nacional.

Pasaron los años y la nafta nunca vió la luz. Las presiones de las grandes petroleras fue demasiado para el gobierno uruguayo. Pero el negocio de los licores daba sus frutos: de 3.000 litros de Whisky en 1960 se pasó a 332.000 en 1970. La base de este éxito era el bajo precio y la calidad de las bebidas. Durante años el negocio dio enormes ganancias, pero en los noventa comenzó una gran caida. Con un dolar barato, la entrada de Whisky argentino sin costo de importación gracias al Mercosur y la aparición de Free Shops en la frontera con Brasil, la empresa comenzó a dar pérdidas millonarias.

Se intentaron dar soluciones a través de la publicidad, pero el problema seguía. En 2002 la venta de licores tuvo un deficit de U$S 2.7 millones. Ese año, con Jorge Batlle en la presidencia, la crisis económica puso al Uruguay al borde de la bancarrota, y la fábrica de bebidas alcohólicas fue separada de Ancap y con el nombre de CABA (Compañía Ancap de Bebidas y Alcoholes) pasó a ser administrada por el derecho privado. No fue, sin embargo, una privatización ya que Ancap conservó el 100% de las acciones.

Planta Capurro de CABA

A partir de ese momento comenzo a conseguir algunas ganancias, pocas comparadas con otras épocas. Hoy, según la consultora Id Retail, Ancap retiene el 8% del mercado whiskero uruguayo. Son unos 350.000 litros anuales, una sexta parte de lo que se llegó a vender en los años 80.

Uno de los puntos a destacar para entender este tema es el consumo de los uruguayos. En promedio cada uruguayo toma bastante más de un litro de whisky por año. El país tiene tres millones de habitantes y en 2008 se vendieron 4,4 millones de litros de whisky en almacenes, autoservicios, supermercados y bares en localidades de más de 5.000 habitantes. Inclusive el númro puede ser mayor, ya que no se consideran en estas estadísticas las bebidas vendidas en los Free Shops en la frontera.

Para muchos es algo raro, pero para los uruguayos es algo comun que el estado venda licores.

Informe hecho en base a esta nota de Leonardo Haberkorn

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