Imágenes del Graf Spee hundiéndose frente a las costas orientales

Dos noticias del mundo acuático me llamaron la atención. Por un lado, el crucero italiano que quedó varado dos días en las costas de Punta del Este. Según las informaciones, un desperfecto producido el miércoles a la noche habría originado las complicaciones para el "Costa Romántica", que iba de Rio de Janeiro a Buenos Aires con 1429 turistas a bordo. Por el otro, un grupo de buzos va a realizar tareas submarinas en el Río de La Plata para recuperar objetos del Graf Spee, el acorazado alemán que fue hundido frente a las costas uruguayas en 1939.

El primero de los casos es una noticia más. 2000 personas (sumando a los tripulantes) varadas en un barco gigante a 13 kilómetros de la orilla. Recién después de 40 horas pudieron comenzar a salir de la embarcación. Les dieron alojamiento a todos, les van a devolver el importe pagado por los dos días tirados a la basura, y les van a dar un 20% de descuento en "futuros viajes" a través de la empresa.

La otra noticia es de las que más me gusta. Es actual pero está atada a la historia. Mucho mejor si es un caso tan atrapante como el del "acorazado de bolsillo" alemán. El grupo de rescate submarino uruguayo que hace tres años extrajo el águila imperial del acorazado alemán "Graf Spee", reanudará las tareas el 15 de marzo, esta vez en busca de uno de los cañones principales y del escudo de armas de la familia Spee, reportó hoy el diario El País.

Cuento un poco para quienes no sepan como es la historia del Graf Spee. A primera hora del 13 de diciembre de 1939 el Admiral Graf Spee surcaba las costas del Río de La Plata. Tres barcos ingleses (Ajax, Exeter y Achilles) se acercaron a él, sin saber bien de que se trataba. Cuando una hora después se vieron todos frente a frente, comenzó la llamada "Batalla del Río de La Plata". Luego de varias horas de disparos, el Graf Spee quedó seriamente averiado. Los barcos ingleses también, aunque la superioridad numérica y la velocidad los convirtieron en ganadores, porque ya sabemos que soldado que huye, sirve para otra batalla.

A las 23 el acorazado alemán ancló en Montevideo para efectuár las reparaciones necesarias. Pero Uruguay se había declarado neutral poco tiempo atras y no podía darle asilo por mucho tiempo a los alemanes. Luego de presiones de Gran Bretaña, el gobierno de Alfredo Baldomir le dió 48 horas para que se hagan las reparaciones, o en su defecto retendría el barco. Antes de que termine el plazo establecido por las autoridades orientales, y ante la amenaza de diversos barcos ingleses que se aproximaban a la costa, el capitan del acorazado decidió terminar con la misión que cumplía. Llevó al pequeño gigante a aguas internacionales y detonó la carga de explosivos que llevaba. Días después, ya en Buenos Aires, el capitan del barco se suicidó.

Otro día les contaré las peripecias de esos más de 1000 hombres que debieron bajar a tierra firme.

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